martes, agosto 1

Amor y felicidad

II Parte: La realidad.
Suponiendo que encontramos a esa persona especial. Con el pasar del tiempo, la costumbre va tomando su espacio en medio de la pareja; nos vamos convenciendo que sólo él (o ella) nos conoce, entiende nuestros gustos, manías y particular forma de ver la vida. Tanto, que debemos agradecerle todo lo que ha hecho y, al mismo tiempo, debemos ir saldando esa cuenta de gratitud (esperando, como es lógico, que él (ella) agradezca también nuestro amor, sacrificios y generosidad). Nos acostumbramos a ver el mundo usando los ojos del otro y, mientras más nos acercamos a la madurez, más nos acomodamos a ese estado de cosas que parece corresponder a lo que mas o menos todos hacen, viven, y creen que es la felicidad.
Y si llegara a surgir alguna duda, algún asomo de tedio, rebeldía o, peor aún, alguna evidencia de que acabó el amor, la acallamos diciéndonos que ya es tarde, que más vale seguir, porque ya no somos lo suficientemente jóvenes y atractivos para "entrar a competir nuevamente en el mercado de parejas"...
Cuánto sufrimiento y cuántas lágrimas nos cuesta entender que el amor no dura para siempre. No importa cuán honesto hallamos sido en el momento de la promesa, no importa cuánta pasión hubo cuando el amor era presente, no importa cuanta vida nos hayamos dado, no importa si nos entregamos por entero uno al otro durante el tiempo, largo o breve, en el que el amor se conjugó de a dos (al fin, el tiempo objetivo es siempre una caprichosa medida que violenta el fluir de la vida).
Y es más difícil aún de asimilar cuando toda esa verdad, que sufrida llega a ser grosera en su evidencia, se vive a destiempo (como suele ocurrir). Cuando uno es el que deja de amar primero y, al otro, le toca enfrentarse a las preguntas que quitan el sueño y matan los sueños; cuando uno de los dos ve romperse, de puro vacías, tantas palabras que en otro tiempo encendieron la ilusión, cuando sólo uno es el que recuerda y ve alejarse, llevadas por el viento, las promesas que llenaron páginas y páginas de papel y de vida, cuando en la soledad y el abandono, el amor se vuelve dolor y el dolor cuchillo...
Pero la vida no acaba. Por eso es importante dejar que ciertas cosas se vayan. Soltar. Desprenderse de las cosas inútiles, que ya no sirven, porque lo importante quedará... No culparse ni culpar, a veces ganamos y otras no.¡Es la vida!. Sacudir, limpiar, cerrar la puerta y abrir otros espacios a lo nuevo y desconocido, porque la vida continua y hay que ir a su encuentro.
En la mitad de mi vida, voy recién aprendiendo que el amor no es eterno.

3 Comments:

Blogger Daniela said...

Eritia...puede que no sea eterno, pero esa persona que llega a tu vida en un momento determinado y luego por circunstancias, se tiene que ir, nos ayudó a crecer, y tal vez nos da la fortaleza para darnos la oportunidad de volver a amar.
Un beso!

3:49 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Esto ya lo postee en otro blog, per me atrevo a ponerlo aqui si me permites, es una historia que leí en un libro de Filosofia y que me parece adecuada para este lugar y quiza esperanzada tambien...
hace mucho tiempo muchisimo tiempo, existinan unos seres unidos por el vientre, esos seres eran hombre-mujer, hombre-hombre, mujer-mujer, se llamaban seres androginos y tenian dos cabezas, cuatro brazos y cuatro piernas, como estos seres eran mucho mas fuertes que los dioses, estos ultimos por iedo a perder su potencial, los separaron, y los pusieron uno en unapunta y otro en otra, asi de esa forma los debilitaron y solo volvian a tener esa fuerza descomunal cuando de volvian a unir, es por ello que desde ese momento, todos estamos buscando nuestra otra mitad, nustro ser androgino, con esto te quiero decir, que en algun lugar esta...esperando por ti..Besos

7:20 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Esa mitad de tu vida la voy a ocupar para amarte sin miedo y sin censura, sin límite, sin paz, sin respeto, sin consideración, sin prudencia, sin recato, sin creer en lo real, creyendo solo en lo que siento por ti:
Amor

10:35 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home