miércoles, julio 19

Carta al ausente



"Mi noche es como un gran corazón que late.
Son las tres y media de la madrugada. Mi noche no tiene luna. Mi noche tiene grandes ojos que miran fijamente una luz gris que se filtra por las ventanas. Mi noche llora y la almohada se vuelve húmeda y fría. Mi noche es larga y larga y larga y parece estirarse siempre hacia un fin incierto. Mi noche me precipita hacia tu ausencia. Te busco; busco tu cuerpo inmenso a mi lado, tu respiración, tu olor...
Mi cabeza vagabundea, mis pensamientos van, vienen y se aplastan. Mi cuerpo no lo puede comprender. Mi cuerpo te desearía. Mi cuerpo, esa incertidumbre mutilada, desearía olvidarse por un momento en tu calor, mi cuerpo requiere algunas horas de serenidad. Mi noche es un corazón hecho trizas. Mi noche sabe que me gustaría mirarte, seguir con mis manos cada curva de tu cuerpo, reconocer tu rostro y acariciarlo. Mi noche me ahoga por tu ausencia. Mi noche palpita de amor. Mi noche quisiera llamarte, pero no tiene voz. Sin embargo, desearía llamarte y encontrarte y apretarse contra ti un momento y olvidar ese tiempo que mata...
Mi noche me quema de amor. Mi noche me agota. Sabe que te echo de menos y toda su oscuridad no basta para esconder esa evidencia. Esa evidencia brilla como una cuchilla en la noche. Mi noche querría tener alas que volaran hasta ti, te envolvieran en tu sueño y te devolvieran a mí. En tu sueño me sentirías cerca de ti y tus brazos me abrazarían sin que despertases...Mi noche se entristece y se pierde. Mi noche acentua mi soledad, todas mis soledades. Su silencio sólo oye mis voces interiores... Mi noche se nutre de ecos imaginarios... Mi noche desearía que estuvieras aquí para deslizarse en ti con ternura. Mi noche te espera. Mi cuerpo te espera. Mi noche quisiera que tu descansases en el hueco de mi hombro y que yo descansase en el hueco del tuyo... Mi noche te busca sin cesar. Mi cuerpo no concibe que algunas calles o cualquier geografía nos separe. Mi noche grita y desgarra sus velos, mi noche choca con su propio silencio, pero tu cuerpo permanece inencontrable...
Pronto va a amanecer."




4 Comments:

Blogger tormenta del mar said...

Eritia: Hermosa carta! Cuantas veces he tenido esas noches interminablemente desoladas y oscuras...
Gracias por hacerme conocer esta historia de amor y por tu visita a mi bosque.

Besos y cariños!!!

Tormenta.

6:37 p. m.  
Blogger Eritia said...

*Tormenta, precisamente allí, en lo que tu mencionas, reside el motivo de compartir esta carta...
La pasión también es un lazo que nos une.
Cariño y besos para ti.

10:25 a. m.  
Blogger NAUFRAGATOR said...

Por fin muestras tu corazon,sin leerte demasiado no podia entender de tu devenir en un jardin para otros.A veces pensaba que estabas tan alto y mirabas desde arriba como una diosa y eras imune al amor,no ajeno .tuyo.Te veo tan sabia como oculta detras de palabras de otros,ojala estas cartas sean palabras de tu corazon.No estoy bien.
O la soledad me mata o las ilusiones me sonrien de a dos.No me ayudes.Gracias. A veces la soledad me cela y se empeña en que siga remando en circulos que no guian aninguna parte mas que a sus brazos.Mi eterna amante Soledad.
espero me comprendas,contestame aqui,por favor.

4:31 p. m.  
Blogger Eritia said...

*Carlos, la soledad es amiga tan fiel como traicionera...a todos nos mata un poco.
Este jardín es tanto para otros como para mí. Muchas veces damos lo que más necesitamos, regalamos
lo que esperamos nos regalen.
No soy inmune al amor. Por el contrario, me sumerjo, me impregno,
lo respiro, lo bebo, dejo que dibuje filigranas indelebles en mi piel y en mi alma, me consume, me ilumina, me vuelve fantasma, uff,
sería interminable la descripción si pretendiera pintarla por completo, Carlos.
Si lees con atención y, con paciencia, te darás cuenta que hay
muchas palabras necidas en mi corazón y, las otras, las que tomo prestadas, también dicen algo que yo preciso sacar de mí en ese momento (eso te lo cuento sólo a ti, muy bajito, será nuestro secreto).
Sé lo que es caminar (o remar) en círculos, este jardín marcó el cambio de ruta y de dirección en mis pasos. Tú también lo puedes hacer, Carlos. Yo te ofrezco mis manos para remar con más fuerza y, quizás hasta logremos llegar a una orilla, porque hay muchos más que quieren remar con nosotros.
¿Te animas a probarlo?
Un abrazo que abraza.

PD:Disculpa la tardanza, sólo hoy descubrí tu comentario.

6:07 p. m.  

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