sábado, julio 28

Intimidad


Soñamos juntos
juntos despertamos
el tiempo hace o deshace
mientras tanto
no le importan tu sueño
ni mi sueño
somos torpes
o demasiado cautos
pensamos que no cae
esa gaviota
creemos que es eterno
este conjuro
que la batalla es nuestra
o de ninguno
juntos vivimos
sucumbimos juntos
pero esa destrucción es una broma
un detalle una ráfaga
un vestigio
y un abrirse y cerrarse
el paraíso
ya nuestra intimidad
es tan inmensa
que la muerte la esconde
en su vacío
quiero que me relates
el duelo que te callas
por mi parte te ofrezco
mi última confianza
estás sola
estoy solo
pero a veces
puede la soledad
ser una llama.
Mario Benedetti
(Imagen: Zinaida Serebryakova)

viernes, julio 20

El amor

Estoy amándote como el frío
corta los labios.
Arrancando la raíz
a lo más diminuto de tus ríos.
Inundándote de dagas
de saliva, esperma, lumbre.
Estoy rodeado de agujas
tu boca más vulnerable.
Marcando en tus costados
el itinerario de la espuma.
Así es el amor:
mortal y navegable.

Eugenio de Andrade

(Imagen:Representación del amor, siglo V a de C)

domingo, julio 15

Un año...


Hace justo un año abrí el jardín de las hespérides, con una necesidad inmensa de expresar, con unas cuantas certezas, muchas ganas y mucha inseguridad también. Poco antes había comenzado el descubrimiento de esta nueva dimensión de la vida, del afecto, la amistad y la comunicación.
Entonces ignoraba muchas cosas y algunas continúo ignorándolas un año más tarde… pero lo más importante (y que en ese momento no preveía) ha sido la posibilidad de encontrarlos y conocerlos a uds.: personas especiales, cercanas, afines, fieles en las visitas, generosas en el afecto y la palabra
Transcribo unas lineas que forman parte del achivo de textos y que, sin embargo, hoy tienen plena vigencia:
Este mundo maravilloso de los blogs, me va deslumbrando más y más cada día por la posibilidad de acercarme a tantas personas: algunas geográficamente muy distantes, pero próximas en el cariño, en la amistad, en la solidaridad, en los sentimientos, en los afanes y los sueños.
Descubrir esos mundos íntimos en los que vamos siendo invitados a entrar me conmueve y me impulsa a esforzarme por dedicar tiempo (que, a veces, debo restar a otras ocupaciones materialmente urgentes, pero quizás no tan reconfortantes), tiempo para extender mis manos y mis abrazos más lejos, buscando nuevos horizontes en este aire infinito y hallar otras palabras para ir enlazando otras vidas, otros corazones dignos y semejantes en la diferencia y en la necesidad, atisbar otras realidades con las que hacer contacto…porque en estos meses la expresión "virtual" ha cobrado un nuevo sentido para mí.Y en este ir caminando junto a uds. voy aprendiendo que el espacio que vamos pintando, esta trama que entre todos vamos tejiendo da para mucho, está abierta a la necesidad de expresión de sentires muy diversos: algunos dando la cara (con rostro y nombre civil disponible), otros bajo identidades adoptadas con el explícito propósito de ocultar un nombre o una historia que quizá se volvió dolorosa o de la que se intenta huir; soledades, heridas existenciales, egos desbordantes, creatividad, sensibilidades y aficiones que siempre encuentran complicidad en otro, palabras, recuerdos e imágenes fértiles en la posibilidad de evocar, sugerir y hacer soñar…
Amigos y amigas: ¡¡Gracias por la compañia y el afecto!!

(Imagen: Las hespérides (otra mirada))

jueves, julio 12

El breve amor


Con qué tersa dulzura

me levanta del lecho en que soñaba
profundas plantaciones perfumadas,
me pasea los dedos por la piel y me dibuja
en el espacio, en vilo, hasta que el beso
se posa curvo y recurrente,
para que a fuego lento empiece
la danza cadenciosa de la hoguera
tejiéndose en ráfagas, en hélices,
ir y venir de un huracán de humo...
¿Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo un anegarse entre las cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos?

J. Cortazar

(Imagen: El despertar de Adonis, J. W. Waterhouse)

lunes, julio 2

Jardín de invierno

Llega el invierno. Espléndido dictado
me dan las lentas hojas
vestidas de silencio y amarillo.
Soy un libro de nieve,
una espaciosa mano, una pradera,
un círculo que espera,
pertenezco a la tierra y a su invierno.
Creció el rumor del mundo en el follaje,
ardió después el trigo constelado
por flores rojas como quemaduras,
luego llegó el otoño a establecer la escritura del vino:
todo pasó, fue cielo pasajero
la copa del estío,
y se apagó la nube navegante.
Yo esperé en el balcón tan enlutado,
como ayer con las yedras de mi infancia,
que la tierra extendiera
sus alas en mi amor deshabitado.
Yo supe que la rosa caería
y el hueso del durazno transitorio
volvería a dormir y a germinar:
y me embriagué con la copa del aire
hasta que todo el mar se hizo nocturno
y el arrebol se convirtió en ceniza.
La tierra vive ahora
tranquilizando su interrogatorio,
extendida la piel de su silencio.
Yo vuelvo a ser ahora
el taciturno que llegó de lejos
envuelto en lluvia fría y en campanas:
debo a la muerte pura de la tierra
la voluntad de mis germinaciones.

P. Neruda