martes, julio 18

¡Sálvame!

Mujer, J. C. Mestre

El resplandor cruzó mi corazón.
Junto a la sombra de un dolor recuperado
reposa el (des) amor.
Huyes de mis ojos como a la certeza de la muerte
pasos, altos muros de silencio.
Hambre antigua, noche, ansiedad secreta,
toda amor, toda ofrenda.
Nunca más arderemos, de amorosa muerte, vencidos,
no más lumbre en el jardín de invierno,
no más tigres arañando espejos.
Mi oficio será vivir resistiendo
al dolor, al deseo impenitente.
Sálvame de esta hambre atroz que me devora,
santiguame con besos inocentes.
LLévame hasta el don que no acudió a mi origen,
bendíceme con lava incandescente.
Líbrame de la voz que día y noche
me llueve el pensamiento,
y ¡mátame de muerte compartida!.